Las elecciones parlamentarias enfrentan la desconfianza que tienen los votantes al CNE y la desesperanza de que con el sufragio no se logrará un cambio político. Si bien la mayoría comparte estas circunstancias, hay algunos que sí creen que el voto es la salida porque no hay otras alternativas, sino “aventuras”.
San Fernando de Apure. Desde que comenzó la carrera por las elecciones parlamentarias en Venezuela, es común escuchar en cualquier calle de San Fernando, la capital del estado Apure, frases como: «elecciones para qué», «hasta cuándo elecciones», «yo no como con elecciones», «las elecciones no resuelven nada«, entre otras.
Podría creerse que estas frases recogen el escepticismo de un pueblo hacia un mecanismo de la democracia, que en el imaginario colectivo se concibe como símbolo de solución.
No obstante, así como abundan estos comentarios, también hay personas en canchas deportivas, casas comunales, patios de viviendas o cualquier otra instalación, comprando la oferta electoral de candidatos del partido de gobierno, así como de los aspirantes de nuevas organizaciones políticas y corrientes de partidos opositores tradicionales intervenidos.
En la acera de enfrente están también los escépticos puros, que no creen en elecciones ni en dirigencia política de derecha, izquierda o cualquier otra naturaleza, así como los escépticos a las elecciones del 6 de diciembre impulsadas por el gobierno de Nicolás Maduro; y están los “restiados activos” con la consulta nacional que promueve la Asamblea Nacional Constituyente Originaria (ANCO) fundada por el actual presidente de la Asamblea Nacional, Juán Guaidó, prevista entre el 5 y 12 de diciembre de este año.
Doriana Medina, una joven psicóloga de 23 años de edad, es de las que no cree en las elecciones del próxi…